viernes, 24 de julio de 2015

¿Dejas para Mañana lo que puedes hacer Hoy?

 ¿En algún momento de tu vida has escuchado o has dicho alguna de las siguientes frases? “El lunes empiezo el gimnasio”, “La semana que viene comienzo la dieta”, “después de comer lo hago…”, “Mañana arreglo mi cuarto”, entre otros. Si es así, quizás el siguiente artículo sea de tu interés.
 
Posponer con frecuencia y de forma natural actividades o tareas que te resultan molestas, fastidiosas, aburridas, aquellas que te generan miedo, inseguridad, dolor, ansiedad o tristeza, es un hecho en sí, que por sí solo no es patológico.  El verdadero problema radica en habituarte a este comportamiento, es decir cuando se realiza de forma muy frecuente y tú o aquella persona en tu entorno que actúe de esta manera, no lo percibe como un problema. 

La forma correcta de referirse a este comportamiento es a través de la palabra Procrastinar, que significa “aplazar, diferir”, según lo indica la Real Academia Española (RAE). Puede ser empleada en diversos sentidos y contextos, ya que en cualquiera de ellos lo que indica, es que la persona deja de realizar una actividad para invertir su tiempo en otra. De ahí que se asocie a la “pereza” y la “vagancia”. Una característica importante a destacar, es que este comportamiento de evitar o postergar, se realiza de modo consciente y es repetitivo, evitando aquello que se percibe como desagradable o incómodo, aburrido o pesado de hacer (aquel que estudia para el examen un día antes de presentarlo o un empresario que pospone una y otra vez una reunión de negocios). En definitiva, dejar para más tarde o para el día siguiente lo que se podría hacer antes.

    En la actualidad este comportamiento podría generar dependencia a diversos elementos externos, como navegar en Internet, hacer uso constante y excesivo de las redes sociales, leer libros, ver televisión, salir de compras, comer compulsivamente o dejarse absorber en exceso por la rutina laboral, todo esto como pretexto para evadir alguna responsabilidad, acción o decisión. La realidad es que se reemplazan  responsabilidades, por otras actividades menos relevantes, pero que de forma transitoria son más placenteras de realizar. Este comportamiento, poco a poco ha ido abarcando distintas áreas de desarrollo, por lo tanto se está convirtiendo en un serio problema psicológico, emocional, social y cultural, que afecta el rendimiento del sujeto en sus responsabilidades y actividades diarias.

   En el mundo empresarial, la procrastinación es también una realidad. Son muchas las empresas que no afrontan su situación y dejan de tomar decisiones y realizar tareas necesarias, desplazándolas hacia adelante y esquivando su cumplimiento.

    Ahora, es importante destacar que no es lo mismo aplazar que procrastinar, aun cuando en su definición aplazar es una de sus acepciones, los procrastinadores constantemente retrasan el inicio de las actividades previstas y cuando logran hacerlas, comienzan a padecer de ansiedad y preocupación. Es por ello que es importante destacar algunas de las posibles causas que generan este comportamiento:

Procrastinación por miedo al fracaso:

a)      Se presenta en aquellas personas que utilizan la evitación como principal comportamiento y puede estar asociada a baja autoestima. Evitan el inicio o fin de las actividades, por miedo a no realizarlas de manera adecuada, por el posible juicio de los demás o por no cumplir las expectativas propias o de otras personas.

b)      Personas de perfil perfeccionista, ya que temen o les causa angustia el plantearse la posibilidad de no lograr la perfección deseada en sus proyectos.

Procrastinación como estimulación: asociado a personas con aparente autoconfianza, que esperan hasta el último minuto para iniciar la actividad, porque consideran que de esa manera rinden más en sus actividades. Existe una distorsión en la percepción del tiempo.

Procrastinación por Indecisión:

a)      Personas que por indecisión dudan de cómo iniciar una tarea o como continuarla.

b)      Aquellos que constantemente están generando ideas, lo que los conduce a procrastinar constantemente, ya que la última idea es más atractiva que la anterior.

¿Qué hacer para evitar o encarar la Procrastinación?

     En primer lugar es necesario entender que la Procrastinación, no se encuentra tipificada como una patología, sin embargo está asociada a alguna de ellas como depresión, neurosis obsesiva, baja autoestima, mala gestión del tiempo, poca tolerancia a la frustración, entre otras, por lo tanto les mostrare algunas pautas generales, para guiarse.

1.       Toma conciencia: reconocerte como un posible procrastinador es el primer paso para conseguir cambios.
2.       Da un pequeño paso: iniciar la actividad evitada y realizarla por lo menos 5 o 10 min.
3.       Gestiona tu energía, no tu tiempo: Es importante que trabajes en tus mejores momentos. Si estás agotado o de mal humor, tus probabilidades de procrastinar aumentan considerablemente.
4.       Haz un seguimiento de tus actividades: Anota qué tareas realizas cada día y cuánto tiempo has dedicado a cada una. Esto generara un compromiso interno para ser más responsable.
5.       Haz que sea divertido: Si se trata de una tarea aburrida, se creativo y hazla divertida.
6.       Revisa constantemente tus objetivos: ten siempre presente la meta deseada.

7.       Trabaja tus hábitos. Si te conoces a ti mismo y averiguas por qué aplazas constantemente cierto tipo de tareas, podrás cambiar tus hábitos y ser mucho más productivo.

A continuación te muestro un vídeo para complementar la información:

No hay comentarios:

Publicar un comentario