¿En
algún momento de tu vida has escuchado o has dicho alguna de las siguientes
frases? “El lunes empiezo el gimnasio”, “La semana que viene comienzo la dieta”,
“después de comer lo hago…”, “Mañana arreglo mi cuarto”, entre otros. Si es
así, quizás el siguiente artículo sea de tu interés.
Posponer
con frecuencia y de forma natural actividades o tareas que te resultan
molestas, fastidiosas, aburridas, aquellas que te generan miedo, inseguridad,
dolor, ansiedad o tristeza, es un hecho en sí, que por sí solo no es patológico. El verdadero problema radica en habituarte a
este comportamiento, es decir cuando se realiza de forma muy frecuente y tú o
aquella persona en tu entorno que actúe de esta manera, no lo percibe como un
problema.
La
forma correcta de referirse a este comportamiento es a través de la palabra Procrastinar, que significa “aplazar, diferir”,
según lo indica la Real Academia Española (RAE). Puede ser empleada en diversos
sentidos y contextos, ya que en cualquiera de ellos lo que indica, es que la
persona deja de realizar una actividad para invertir su tiempo en otra. De ahí
que se asocie a la “pereza” y la “vagancia”. Una característica
importante a destacar, es que este comportamiento de evitar o postergar, se realiza de modo consciente y es
repetitivo, evitando aquello que se percibe como desagradable o incómodo,
aburrido o pesado de hacer (aquel que estudia para el examen un día antes de
presentarlo o un empresario que pospone una y otra vez una reunión de
negocios). En definitiva, dejar para más tarde o para el día siguiente lo que
se podría hacer antes.
En la actualidad este comportamiento podría generar
dependencia a diversos elementos externos, como navegar en Internet, hacer
uso constante y excesivo de las redes sociales, leer libros, ver televisión, salir
de compras, comer compulsivamente o dejarse absorber en exceso por la rutina
laboral, todo esto como pretexto para evadir alguna responsabilidad, acción o
decisión. La realidad es que se
reemplazan responsabilidades, por otras
actividades menos relevantes, pero que de forma transitoria son más placenteras
de realizar. Este comportamiento, poco a poco ha ido abarcando distintas
áreas de desarrollo, por lo tanto se está convirtiendo en un serio problema
psicológico, emocional, social y cultural, que afecta el rendimiento del sujeto
en sus responsabilidades y actividades diarias.
En el
mundo empresarial, la procrastinación es también una realidad. Son muchas las
empresas que no afrontan su situación y dejan de tomar decisiones y realizar
tareas necesarias, desplazándolas hacia adelante y esquivando su cumplimiento.
Ahora, es importante destacar
que no es lo mismo aplazar que procrastinar, aun cuando en su definición aplazar
es una de sus acepciones, los procrastinadores constantemente retrasan el
inicio de las actividades previstas y cuando logran hacerlas, comienzan a
padecer de ansiedad y preocupación. Es
por ello que es importante destacar algunas de las posibles causas que generan
este comportamiento:
Procrastinación por miedo al fracaso:
a)
Se presenta en aquellas personas
que utilizan la evitación como principal comportamiento y puede estar asociada
a baja autoestima. Evitan el inicio o fin de las actividades, por miedo a no
realizarlas de manera adecuada, por el posible juicio de los demás o por no
cumplir las expectativas propias o de otras personas.
b)
Personas de perfil perfeccionista,
ya que temen o les causa angustia el plantearse la posibilidad de no lograr la
perfección deseada en sus proyectos.
Procrastinación como estimulación: asociado a personas con aparente autoconfianza, que esperan hasta el
último minuto para iniciar la actividad, porque consideran que de esa manera
rinden más en sus actividades. Existe una distorsión en la percepción del
tiempo.
Procrastinación por Indecisión:
a)
Personas que por indecisión dudan
de cómo iniciar una tarea o como continuarla.
b)
Aquellos que constantemente están
generando ideas, lo que los conduce a procrastinar constantemente, ya que la
última idea es más atractiva que la anterior.
¿Qué hacer para evitar o encarar la Procrastinación?
En primer lugar es necesario
entender que la Procrastinación, no se encuentra tipificada como una patología,
sin embargo está asociada a alguna de ellas como depresión, neurosis obsesiva,
baja autoestima, mala gestión del tiempo, poca tolerancia a la frustración,
entre otras, por lo tanto les mostrare algunas pautas generales, para guiarse.
1. Toma conciencia: reconocerte como un posible procrastinador es el primer paso para
conseguir cambios.
2. Da un pequeño paso: iniciar la actividad evitada y realizarla por lo menos 5 o 10 min.
3. Gestiona tu energía, no tu
tiempo: Es importante que trabajes en tus mejores
momentos. Si estás agotado o de mal humor, tus probabilidades de procrastinar
aumentan considerablemente.
4. Haz un seguimiento de tus
actividades: Anota qué tareas realizas cada día y
cuánto tiempo has dedicado a cada una. Esto generara un compromiso interno para
ser más responsable.
5. Haz que sea divertido: Si se trata de una tarea aburrida, se creativo y hazla divertida.
6. Revisa constantemente tus
objetivos: ten siempre presente la meta deseada.
7. Trabaja tus hábitos. Si te conoces a ti mismo y averiguas por qué aplazas constantemente
cierto tipo de tareas, podrás cambiar tus hábitos y ser mucho más productivo.
A continuación te muestro un vídeo para complementar la información:
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